Imagina que el cerebro de un niño es como un volcán pequeño. A veces está tranquilo y otras veces está a punto de explotar, con emociones, nervios y ganas de llorar o gritar. Lo que muchos no saben es que los adultos podemos ayudar a que ese volcán se calme, y también podemos enseñar a los niños a hacerlo por sí mismos. Es algo que se educa.
Corregulación
Desde que nacen, los niños están conectados con los adultos. Si un niño está nervioso y nosotros también lo estamos, su volcán se enciende más. Pero si respiramos tranquilos, hablamos despacio y mostramos calma, su cerebro aprende a tranquilizarse. Esto se llama corregulación: acompañarlos hasta que puedan aprender a calmarse solos. No aprenden por lo que les podamos explicar con palabras acerca de la calma, sino por lo que su cuerpo aprende del nuestro.

Cómo funciona su cerebro
Nuestro cuerpo tiene dos modos:
- Modo alerta o lucha/huida (simpático): listo para correr, gritar o defenderse.
- Modo calma y recuperación (parasimpático): listo para descansar, pensar y aprender.
Cuando un niño está alterado, su “modo alerta” bloquea el pensamiento. Pero si le mostramos señales de calma —una sonrisa, respiración profunda, expresión relajada— activamos su modo calma y su cerebro puede aprender a tranquilizarse.
Qué está pasando en su cerebro cuando hacemos estas prácticas
Te quiero compartir algunos ejemplos que funcionan muy bien para ayudar a los niños a calmarse, si comprendes qué está pasando y por tanto cómo hacerlo. No para que tengas una lista de cosas que puedes hacer, sino para que comprendas qué función del sistema nervioso del niño estamos trabajando cuando hacemos estas actividades:
- Amigo de respiración: colocar un peluche sobre el abdomen, poner la atención en él y sentir cómo sube y baja con la respiración.
Qué pasa en el sistema nervioso: al poner atención en la respiración abdominal, activamos el sistema parasimpático, responsable de la calma, y reducimos la activación del “modo alerta” (lucha/huida). - Bote de la mente: agitar un frasco con agua y purpurina y observar cómo se asienta mientras respiramos tranquilos.
Qué pasa en el sistema nervioso: la atención se centra en el momento presente a través de la vista y del sentir la respiración, eso hace que dejemos de agitar los pensamientos que refuerzan la activación de la emoción y se produce una regulación que la hace más manejable. - Pizza en la cara: relajar los músculos faciales de una manera creativa e interesante para ellos, comenzando por amasar, luego ir poniendo los ingredientes.
Qué pasa en el sistema nervioso: relajar los músculos faciales envía señales al cerebro de que no hay peligro, activando el parasimpático. Esto disminuye la tensión física y emocional.

No te intentes quitar rápido el problema de encima
Este es el corazón del aprendizaje: no se trata de distraer al niño o “quitarte el problema”, sino de aprovechar para enseñarle cómo manejar su cuerpo y su cerebro. Estás educando su sistema nervioso. Cada vez que acompañamos a un niño en un momento de activación, le estamos enseñando herramientas de autorregulación que durarán toda la vida.
Y aquí es donde los adultos necesitan formación: no todos saben cómo actuar para activar el modo calma del niño sin presionarlo ni imponer soluciones. Con las estrategias correctas —respiración, juegos, expresión facial y observación consciente— podemos ayudarlo a sentirse acompañado y aprender poco a poco a calmarse por sí mismo.
Más que calma: educar atención, amabilidad y habilidades socioemocionales
No solo se educa la calma. Cada momento de acompañamiento, teniendo una comprensión del sistema nervioso como base, es también una oportunidad para enseñar atención, empatía, amabilidad, control de impulsos y otras habilidades socioemocionales.
De esta forma, educar el sistema nervioso es mucho más que calmarse: es formar adultos atentos, amables y emocionalmente inteligentes.
Cuando un niño no sabe un idioma, se lo enseñamos; cuando no sabe un deporte, le damos clases. Pero cuando no sabe calmarse, poner atención o controlar sus impulsos, nos enfadamos. Y eso no es justo, ni tampoco le ayuda. Aprendamos a educar el sistema nervioso de los niños de manera amable y sabia.

Talleres para aprender a acompañar
Nuestros talleres están diseñados para que los adultos aprendan a acompañar a los niños en su regulación. Enseñamos técnicas prácticas basadas en la neurociencia y la corregulación, para que puedas guiar al niño correctamente, comprender lo que ocurre en su cerebro y utilizar estrategias que realmente funcionan. No se trata de controlar al niño, sino de educar su sistema nervioso de forma respetuosa y efectiva, fomentando calma, atención, amabilidad y otras habilidades que durarán toda la vida.
Te invitamos a que formes parte de esta serie de talleres presenciales en Madrid que comienzan en enero de 2026: