Siempre que entro en una clase para enseñar mindfulness a los niños aprendo algo.
Hoy en una clase de Primero de Primaria me emocionó algo que quiero poner en palabras para compartirlo.
La compresión y la atención plena de los niños
Después de varios meses avanzado cada semana en la comprensión y la práctica de la atención plena hoy tocaba empezar a aprender a movernos con atención y cuando les he propuesto que lo íbamos a hacer a cámara lenta, se han puesto contentísimos: ¡A cámara lenta!.
Sus caras de sorpresa me han emocionado al darme cuenta que para ellos hacer algo a cámara lenta es algo interesante y maravilloso.
Porque para ellos, las pequeñas cosas de la vida aún son interesantes y maravillosas. Todavía se emocionan con lo simple.
Los adultos, muchas veces estamos ya muy lejos de darnos cuenta de la belleza, interés o asombro que hay en lo simple, en lo pequeño.
Los niños nos ayudan a disfrutar de lo simple sin juicios
Ellos aún están ahí. Por eso, no es necesario darles cosas muy complicadas, juguetes complejos, tecnología, hacer planes sofisticados… ellos disfrutan con la vida.
Con las sombras, con la simple sensación de correr o con los charcos de agua.
Ellos pueden enseñarnos de nuevo a disfrutar de lo simple, de la vida vibrante que hay más allá del filtro de nuestros conceptos, creencias y juicios.
De vez en cuando para, pon el móvil en silencio y entra en su mundo, deja que ellos te muestren la vida que para mucho adultos ya pasa desapercibida.
Deja que los niños te enseñen mindfulness.