Ayer estaba con mi sobrina de un año y medio pintando con ceras de colores.
Mientras yo pintaba, un trocito de cera muy pequeño se rompió y lo coloqué bajo mi dedo de manera que no se viera. Entonces le dije:
“Mira Elisa, mi dedo pinta”
Y deslicé el dedo por el papel dejando el trazo de pintura.
Ella miró su dedo e hizo lo mismo.
Entonces no me dí cuenta de la magia que acababa de ver, pero esta mañana en el silencio de la meditación comprendí el poder de lo que había ocurrido.
¡Para ella todo es posible! ¡Que tu dedo pinte es posible!
Es un ser humano sin apenas conceptos. Todo su universo está por crear.
Por eso esta época de su vida es crucial para ella, porque algunas de sus creencias se mantendran para toda la vida.
Y por eso es importante sobre todo que crea en ella misma, en su verdadera naturaleza, que es bondad, sabiduría y un tremendo poder.
Me gustaría que los los cursos de mindfulness para niños les muestren el camino hacia lo que son, hacia esa bondad, esa sabiduría y ese poder que está más allá de los pensamientos y las emociones.
Y para hacerlo la única manera que conozco es la motivación, estar yo también ahí.
Por eso lo voy a hacer.