Conocí la práctica de bondad amorosa a través del Libro Tibetano de la Vida y la Muerte, de Sogyal Rinpoché, hace varios años.
Sin embargo no me había dado cuenta hasta ahora, de la importancia que tiene.
Primera parte de la bondad amorosa: Amor hacia tí mismo
Veo que la raíz del sufrimiento y los problemas de las personas muchas veces está en que tenemos el corazón malito, que tiene algún dolor que no nos permite querernos a nosotros mismos.
Por eso hoy propongo esta práctica. Para los niños y también y especialmente, para los mayores con un niño interior dolido.
La práctica tiene varias partes, esta es la primera: Amor hacia ti mismo.
- Siéntate en la postura de meditación y asienta la mente. Quizás quieras poner la atención en la respiración para evitar distraerte con los pensamientos.
- Establece la motivación: Hacer esta práctica te va a traer unos beneficios a ti, pero tu pides que no sean solo para tí sino para muuuuchas personas, animales, para el universo entero… quizás para alguien que conoces que lo está pasando mal.
- Invoca a quien para tí represente el amor más puro e incondicional: También puedes considerar que estás rodeado de toda la gente cariñosa que conoces. Relájate en ese ambiente amoroso.
- Con tus propias palabras pide ser transformado y bendecido por ese amor y que tú también te conviertas en una personificación de amor: Como respuesta a estas palabras, el amor fluye hacia ti. Puedes visualizarlo como luz.
- Abriéndote a ese amor repite una y otra vez estas palabras mágicas, sintiéndolas: “Que yo sea feliz”, “Que yo esté bien”, “Que yo esté protegida”.
- Pasado un tiempo considera que has recibido este amor y descansa en él unos minutos.
- Tu corazón está lleno de amor, te sientes cálido y espacioso.
- Dedica esta práctica para que todo el mundo, al igual que tú, pueda ser feliz y no tenga que sufrir.
“Cuando nos parece que no hay suficiente amor en nosotros, existe un método para descubrirlo e invocarlo” Sogyal Rinpoché.